En un salón de uñas, una mujer reflexiona sobre su relación de diez años. Hace tres semanas, en su cumpleaños, recibió una caja de chocolates genéricos, un regalo que no tenía nada que ver con ella. A pesar de haber expresado su dolor, su pareja no mostró interés en cambiar.
Hoy, en su aniversario, él olvidó la fecha y solo le compró una tarjeta de último momento. Mientras espera que le hagan las uñas, se siente invisible y cuestiona si realmente está pidiendo demasiado al desear ser reconocida y valorada. En este espacio, se da cuenta de que el amor no debería ser un acto de olvido, y si lo es, tal vez nunca fue amor.
¿Cómo llegamos a esto?
Hace tres semanas fue mi cumpleaños. Diez años juntos. ¿Sabes qué me regaló? Una caja de chocolates genéricos. Nada que hubiera mencionado. Nada que tuviera que ver conmigo. Le dije que me dolió, que me hizo sentir invisible. Se puso a la defensiva.
- Que no sabe elegir regalos. Que no se le da eso.
Al día siguiente, me llegó una camiseta con un meme que compartimos hace años. Barata. Desangelada. Me sentí como si estuviera rogando por una limosna emocional.
Hoy... es nuestro aniversario de diez años. DIEZ.
Yo le di una tarjeta.
Él me miró como si se le hubiera olvidado por completo.
“Ah, ¿es hoy? Pensé que era esta semana.”
Hemos estado hablando de esto por semanas. Fuimos a cenar el fin pasado. ¿De verdad no podía poner un maldito recordatorio en su celular?
Salió a la hora de la comida y me compró una tarjeta. Y ya.
En su cabeza, ya “cumplió”.
Pero no se trata de la tarjeta.
Se trata de que, incluso después de decirle que me sentí olvidada, lo volvió a hacer.
Exactamente igual.
Como si no me hubiera escuchado.
Como si no importara.
Y aquí estoy. Sentada. Esperando que al menos estas uñas me recuerden que merezco más.
Que no estoy loca.
Que no estoy pidiendo demasiado.
Que el amor no se olvida.
Y si se olvida... no era amor.
Basado en una historia real, se eliminaron los datos del usuario para conservar el anonimato (en Reddit).